sábado, 16 de abril de 2011

La anciana

"A pesar de que sucedió hace ya largo tiempo, todavía alcanzo a recordarlo como si fuera ayer. Ni siquiera es como aquellos recuerdos que sólo puedes contemplar a través de una fina bruma que te oculta los detalles mas interesantes. Ni mucho menos, se mantiene en mi memoria desde entonces...diáfano
No hacía ni un año que había obtenido mi plaza de residente en aquella inmensa clínica cuando por azares del destino la conocí.
716. 7 - 1 - 6. Era el número de su dormitorio, casi ya de su residencia, pues mi nueva paciente había hecho de aquel lugar su morada.
Aquella octogenaria era delgada como una cerilla, su rostro parecía inmóvil mientras aquellos ojos negros como la noche te escrutaban a través de sus indolentes arrugas, las cuales le conferían a su semblante un aspecto pétreo.
Parecía una estatua de cera, inerte, sin vida. A través de sus ojos podías llegar a otear la costa de la India. Nada había bajo sus párpados. La desidia de su ser había dado paso a la negrura de su alma. Mirarla era como intentar extraer agua del mas árido de los pozos.
Al acercarme a examinarla podía sentir como una espiral de inapetencia se apoderaba de todo mi cuerpo. Todos mis sueños, todas mis ganas de vivir, todo lo que fuí, lo que era y lo que mas tarde llegué a ser dejaba entonces de existir. Era posible percibir el odio apoderándose de tí. Dentro de ella ni el amor ni cualquier otro sentimiento encontraban ya refugio. Estar cerca de aquella vieja decrépita era incluso peor que estar muerto.
Por designios de la fortuna, un día llegó el traslado que llevaba varios meses pidiendo. Así que me destinaron al ala opuesta del hospital, lejos de aquella lúgubre planta de geriatría.
Aún hoy me estremezco recordando a aquella achacosa anciana.
Jamás volví a verla, jamás volví a ver la habitación 716."

4 comentarios:

  1. Hoy es el primer día de verano.

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  2. Dijiste que el invierno pasaría... y te creí.
    Dijiste que llegaría la primavera.. y te creí
    Ahora me dices que es verano y que el sol se colará pronto por mi ventana, pero ya no tengo fuerza para subir las persianas

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  3. No hay invierno que cien años dure.

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  4. ¿Ni primavera que no acabe desembocando en otoño marchito?

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